La muy baja votación registrada en las elecciones internas de los partidos políticos realizadas hace dos semanas en el Uruguay, han llevado a diversos actores a sugerir un cambio en la normativa vigente.
Quienes así se han expresado, consideran que la única razón por la que los uruguayos se niegan a trasladarse a votar en esas elecciones es el hecho de que no es obligatorio hacerlo.
Esta conclusión a todas luces simplista pasa por alto las verdaderas causas de la inasistencia que son las que realmente importa analizar.
Desde Libertad Responsable consideramos al voto como un derecho del ciudadano a expresarse, para respaldar o sancionar a quienes pretenden ejercer su representación en el gobierno. Volverlo obligatorio contradice el concepto de derecho.
La indiferencia y abstención manifiestas en elecciones no obligatorias como la que acabamos de presenciar, podrían ser la forma encontrada por una amplia mayoría de ciudadanos para exteriorizar su disconformidad con el sistema.
Si a esto agregamos que el voto obligatorio termina siendo en ocasiones la fuente de financiación de los partidos políticos y sus aventuras electorales – las cuales pagamos entre todos – sus defensores podrían carecer de argumentos sólidos o convincentes, para lograr imponer su criterio con respaldo ciudadano.
