Más allá de la ambigüedad con la que una palabra pueda interpretarse según el contexto en el cual se la emplea, paradigma se define según la Real Academia Española (RAE), entre otras acepciones, como “teoría o conjunto de teorías cuyo núcleo central se acepta sin cuestionar y que suministra la base y modelo para resolver problemas y avanzar en el conocimiento”.
Una mínima parte de la humanidad formada en las tecnologías de la información y muy a gusto con la era digital en la que vivimos, habla de criptomonedas y se maneja sin dudarlo en ese mundo. En paralelo a esa realidad, para la gran mayoría de los habitantes de este planeta, el mundo cripto abarca temas desconocidos o inciertos. No obstante, debemos reconocer que existe un verdadero modelo de paradigma vinculado con esa cuestión.
Nadie se atreve a negarlo o desconocerlo y pocos se sienten seguros navegando en esa realidad cripto. Pero las subas y bajas de sus valores ocupan titulares de todos los medios de prensa en forma cotidiana.
La inmensa mayoría no tiene ni la más remota idea de como funciona ese cosmos, pero a todos les llega su información. El paradigma establecido, permite que muchos hablen y comenten del tema desde la más completa ignorancia, como si realmente lo entendieran.
Hasta aquí una simple reflexión que no debería generar ningún tipo de polémica o discrepancia.
Sin embargo, esta semana el mercado mundial del arte se vio extrañamente sacudido desde la casa de subastas Sotheby’s de Nueva York, por la estrafalaria cifra de venta alcanzada por la obra Comedian del artista italiano Maurizio Cattelan, superando los seis millones de dólares.
Compuesta por una simple banana natural pegada con un corto trozo de cinta adhesiva de color gris a la pared, la creación habría tenido varios interesados vinculados al exclusivo mundo cripto que mencionábamos al inicio de estas líneas.
Según reseñara Infobae en base a información originada por The Washington Post, David Galperin, jefe de arte contemporáneo de la división estadounidense de Sotheby’s comentó que “Se hizo muy evidente muy rápido que toda la comunidad estaba energizada y alineada por la filosofía y la base conceptual de Comedian “.
El comprador resultó ser el fundador de una de las tantas plataformas de criptomonedas existentes. La puja se realizó telefónicamente y sus competidores habrían sido otros colegas suyos, que operan en el mismo rubro.
Siendo la banana natural y perecedera, se la puede encontrar en cualquier frutería. Lo mismo ocurre con la cinta que siendo desechable, se encuentra en cualquier ferretería. Lo que el comprador realmente estaría adquiriendo, sería “un certificado de autenticidad, junto con instrucciones detalladas de instalación, que le otorgan el derecho de reproducir esa obra.”
Y confirma el informante: “La única manifestación material de ella está en el certificado de autenticidad.”
Según Adam Smith, el precio de mercado de cada mercancía particular está determinado por la proporción entre la cantidad presente de esta mercancía en el mercado y las demandas de aquellos que están dispuestos a pagar el precio.
Basados en esta afirmación, podríamos interpretar que los oferentes y el adquirente de esta curiosa obra de arte cuya “única manifestación material” la representa un certificado y la posibilidad de “reproducir” la obra infinidad de veces, han visto en ella no un elemento estético y decorativo, sino una oportunidad de negocio.
Visto desde ese ángulo, la ya famosa banana serviría para ilustrar a quienes no manejen con fluidez el lenguaje y entretelones del mundo cripto, permitiéndoles comenzar a vislumbrar, desde el tan especial universo del arte, los alcances y derivaciones impredecibles que el intrincado mundo cripto podría llegar a adquirir.
Todo un tema para el análisis entre los muchos con los que a diario suelen abrumarnos las noticias.