A nadie importan

El actual presidente de Brasil cuya popularidad viene en picada y su gobernabilidad pende de un hilo, ha decidido embanderarse con las consignas de su socio ideológico y dictador venezolano, proponiendo tras semanas de espera y meditación un “llamado a nuevas elecciones”, para disimular la tragedia que se vive en Venezuela.

Suena extraño que quien ganara por muy poca diferencia una elección que lo convirtió en presidente por segunda vez y cuyo resultado fue protestado por quien resultara derrotado y sus seguidores, no haya reaccionado (y con razón) con una propuesta similar en aquel momento y lo haga ahora desconociendo el abrumador triunfo de la oposición venezolana.

Su planteo también parece querer ignorar la furiosa represión desatada por Nicolás Maduro y sus secuaces contra quienes lo derrotaron por abrumadora mayoría, que lleva ya decenas de muertos, miles de detenidos, torturas  y la persecución casa por casa de quienes piensan diferente al ahora autoproclamado dictador.

Un “baño de sangre” anunciado urbi et orbi y ejecutado a rajatabla por el régimen, con total desparpajo y a la vista de quien lo quiera ver.

A la que, de no ser por el drama que pretende ocultar se consideraría una irrisoria y hasta ridícula propuesta del presidente brasileño, adhirió sin dudarlo el también decaído en aprobación – según las encuestas – presidente de Colombia.

Siendo socios ideológicos del dictador venezolano, pretenden ayudarlo a desconocer el resultado de unas elecciones amañadas desde el vamos, donde el fraude que pretendió perpetrar el gobierno terminó siendo tan claro y evidente que, habiendo sido plenamente comprobado por diversos organismos internacionales, terminó alcanzando récords históricos en descaro y vulgaridad.

Desde Libertad Responsable respaldamos una vez más con admiración, la heroica resistencia del pueblo venezolano y sus incansables líderes.

Consideramos la “solución” propuesta por los mencionados presidentes absurda, sin desmedro de que podría constituir una inadecuada intromisión en asuntos internos de otro país y respaldo a un régimen despótico y represor. Uno que pretende mantenerse en el poder por el terror y las armas, desconociendo los resultados de una elección pacífica donde fue comprobadamente derrotado por una abrumadora mayoría.

Lo más curioso y llamativo de toda esta parodia, es que en realidad las opiniones de estos personajes al parecer, ya a nadie importan.

Y para algunos políticos, no debe existir en la actualidad una peor decepción.

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