Una de las acepciones que da la Real Academia Española (RAE) a la palabra yugo, la define como “carga pesada, prisión o atadura”, siendo sus sinónimos “carga, atadura, peso, servidumbre”.
La aclaración viene al caso, ante la trascendente elección presidencial que se realiza hoy en Venezuela, que muy lejos está de poder considerarse un evento democrático.
Un autócrata subido al poder en andas por el castrochavismo, pretende perpetuarse mediante una parodia electoral que nadie – más allá de un grupete de amigos, compañeros del club internacional del progresismo fascistoide y cómplices especialmente invitados avala – mientras proscribe o encarcela líderes opositores y prohíbe la presencia en el país de quienes no apoyen claramente su nueva reelección. Según informa CNN, aunque la Agencia de la ONU para los Refugiados calcula en casi ocho millones la cantidad de venezolanos exiliados, solo 69.000 podrían votar en el exterior.
Con encuestas confiables que lo dan por derrotado por un porcentaje abrumador, el candidato oficialista augura urbi et orbi “un baño de sangre” en ese país, si llegara a perder la elección.
En un acto electoral totalmente controlado por sus esbirros y aduladores, será muy difícil para la oposición poder primero confirmar y luego hacer valer una victoria que parece evidente.
Al mejor estilo cubano, donde el régimen que ya lleva 65 años oprimiendo a su población realiza cada cierto tiempo las mismas parodias, solamente desde la comunidad internacional se podrá ejercer la presión necesaria para poner fin a tan dilatada injusticia perpetrada en el país natal de Simón Bolívar.
Desde Libertad Responsable, no encontramos mejor manera de homenajear la heroica resistencia del pueblo venezolano y sus admirables liderazgos, transcribiendo con orgullo liberal y democrático la primera estrofa de su Himno Nacional:
Gloria al bravo pueblo
Que el yugo lanzó
La Ley respetando
La virtud y honor