La razón de la sin razón

Comenta esta semana Danilo Arbilla, en su columna sabatina del diario El País, que actualmente los fondos de las AFAP alcanzan los 22 mil millones de dólares.

Resalta el hecho de que esos fondos – de los cuales hasta el momento no se vislumbra la existencia de mala o fraudulenta administración – son “propiedad privada” y pertenecen a más de un millón y medio de trabajadores que han aportado parte de sus ingresos para su conformación.

A los dirigentes del Pit-Cnt, se les ha ocurrido buscar la manera de agitar las aguas, de manera de demonizar a las AFAP frente a los ojos de los trabajadores al tiempo que, populismo mediante, buscan asegurar los votos que les permitan ampliar su poder, lograr bancas en el Parlamento y eventualmente acceder al gobierno, derogando la reforma de la seguridad social.

En tal sentido, la Mesa Representativa ampliada del Pit-Cnt aprobó esta semana la idea de impulsar la recolección de firmas para promover un plebiscito que modifique distintos puntos del sistema la seguridad social.

Convenciéndose entre ellos de la probable eficacia política de su aventura y ajenos a la realidad que mueve hoy por hoy al mundo, han resuelto dar la espalda al sentido común. El discurso de barricada, la asamblea manipulada y el acceso al poder a los codazos y sin elecciones controladas que garanticen la opinión soberana de sus afiliados desde el anonimato de un cuarto secreto, ya no funcionan más.  Hoy en día nadie deja de obtener, a través de un simple celular, la información que realmente importa. El fracaso de su aventura está tan cantado, que ni siquiera sus propios asociados históricos los respaldan.

Dice Arbilla que estos dirigentes pretenden que “desaparezcan las AFAP” y “que sus fondos pasen a propiedad del BPS”.

También nos comenta el columnista que, mientras “los funcionarios de las cuatro AFAP en total son 489, los del BPS suman 4 mil.” Al parecer no habría comparación posible entre los costos de una u otra administración y su relación directa con el “rendimiento” que los promotores del plebiscito manifiestan perseguir.

¿Cuál es entonces el fin perseguido por el Pit-Cnt cuando pretende llevar adelante estos cambios?

Las conclusiones están a la vista; la idea es movilizar gente sin importar mucho para qué. Antes fue la LUC, de la cual ya ni se habla.

Corren tiempos de cambios. El mundo y la región así lo manifiestan. Al referir a integrantes de la “casta política”, los dirigentes sindicales aparecen destacados y en primerísimo primer plano.

Por esa misma razón, tal vez sea ese mismo electorado – que hasta el momento la central sindical ha considerado cautivo – el encargado de bajar a tierra los desmedidos anhelos de poder de quienes ahora buscan estatizar y eventualmente “administrar” los ahorros en procura de una vejez tranquila, de esos mismos    votantes.

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