Las cosas por su nombre

El periodista Daniel Lozano en su columna publicada el viernes 23 en el diario El Mundo editado en Madrid, no se anduvo con vueltas para definir la situación venezolana.

Citando textualmente al politólogo Fernando Mires y destacando que supo resumir en 30 palabras el sentir de casi todo un país y de buena parte de un continente escribió:

«Debe ser terrible habitar en un país en donde los tribunales electorales, los tribunales de justicia y las fuerzas armadas están entregados a la voluntad de un grupo de delincuentes«.

Nadie bien inspirado y consciente del privilegio que significa vivir en democracia y ejercer con plenitud el derecho a la vida y a la libertad en todos sus alcances, puede estar ajeno a lo que sucede.

Mucho menos puede dedicar su tiempo a encontrar excusas para darle tiempo a Maduro o esperando que quienes dan tiempo al dictador Maduro (léase Lula, Petro, Sánchez, Zapatero, AMLO, etc.) se definan, para poder ellos tomar posición al respecto.

Todos forman parte del mismo bando y tal vez de la misma banda.

En Venezuela gobierna una dictadura y quien no lo vea y lo condene directamente, se vuelve cómplice solidario. Se trata de terrorismo de Estado implantado y en desarrollo creciente, a la vista, paciencia y responsabilidad histórica de quien tan solo se mantenga informado.

Nadie que se considere demócrata puede ignorarlo y mantenerse al margen, sin emitir una opinión clara y contundente.

Desde Libertad Responsable, consideramos honorable y destacable en contraposición con lo antes dicho, los contundentes respaldos a toda la heroica oposición venezolana y al incansable liderazgo de María Corina Machado y el presidente democráticamente electo Edmundo González Urrutia.

Queremos desde aquí resaltar también muy especialmente la noble actitud del presidente chileno Gabriel Boric, quien, a sabiendas de no contar con el apoyo de varios de sus socios políticos en su coalición izquierdista de gobierno, ha llamado en todo momento a las cosas por su nombre. Una de ellas ha sido publicar en su cuenta de X (ex Twitter), según informa el diario La Tercera de Santiago, lo siguiente:

“El TSJ (Tribunal Supremo de Justicia) de Venezuela termina de consolidar el fraude (…). No hay duda que estamos frente a una dictadura que falsea elecciones, reprime al que piensa distinto y es indiferente ante el exilio más grande del mundo”.

Además, hizo referencia, en la misma red social, a su sector: “Es posible y necesaria una izquierda continental profundamente democrática y que respete los derechos humanos sin importar el color de quien los vulnere (…). Hacia allá caminamos en Chile”.

Con esa izquierda liberal y democrática que no admite dictaduras, terrorismos de Estado, violaciones a los DDHH, ni fascismos instalados en el poder – vengan de donde vengan – nos sentimos plenamente identificados.

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