La culpa es del bloqueo

A esta altura se trata de una verdad indiscutible.

Esta semana hemos presenciado atónitos, como hacer real esa ficción tantas veces utilizada en la literatura o en el cine, de volver al pasado. Y de volver al pasado no unos pocos años como podría ser la previa de la pandemia o de la última elección.

Nada de eso. Sorprendentemente – o tal vez no – el Pit-Cnt logró hacernos retroceder seis décadas.

Recurriendo a una falta de creatividad casi naif, expresó públicamente su “REPUDIO” a una visita oficial, proveniente de los Estados Unidos, tratándose nada menos que de la Gral. Laura Richardson, jefa del Comando Sur de aquel país. Cuando se repudia a alguien que llega de visita, se lo está agrediendo y a la vez se le está diciendo “no quiero que vuelvas más”. Un inexcusable papelón.

Hace algunos años, siendo Tabaré Vázquez presidente de la República, el kirchnerismo gobernante en la vecina orilla – que había cortado la circulación por los puentes que con esa nación nos unen para intentar impedir la instalación de nuestra primera planta de celulosa – amenazó “sutilmente”, con invadirnos.

Gobernaba en Brasil Lula de Silva y su Partido de los Trabajadores, tan afín al sindicalismo uruguayo y al Frente Amplio. Algo debe haber fallado cuando Vázquez le pidió a Lula que calmara la actitud belicosa de su vecino occidental para que, años después, el propio Vázquez reconociera que en aquel momento viajó a los Estados Unidos y pidió el apoyo de Bush con el fin de impedir una posible invasión. El pedido fue bien recibido y el gobierno americano advirtió al argentino que Uruguay era su aliado y amigo y que estaría pendiente de las acciones que pudieran desarrollarse como consecuencia de la controversia instalada.

El viaje y la petición de Vázquez habían frenado la descontrolada ambición y el autoritarismo desbocado de Néstor Kirchner.

Nuestra relación con los Estados Unidos ha seguido avanzando sobre rieles, al punto de estar hoy en día el Uruguay, cerca de acceder al selecto grupo de países cuyos ciudadanos pueden ingresar a aquel país con una visa especial tramitada por internet con costo ínfimo. Sólo Chile ostenta esa condición en Sudamérica y Uruguay podría ser el segundo país en obtenerla.

Nuestro país busca, desde hace años, la forma de concretar acuerdos comerciales y tratados de libre comercio unilateralmente, por fuera del Mercosur. Ese organismo ha dado ya innumerables pruebas de ser un mercado cautivo al servicio de las dos grandes economías que lo integran.

En la misma semana y en paralelo a la visita repudiada por el Pit-Cnt, su socio político, el Frente Amplio, recibe en su sede y aplaude otra visita, esta vez de Gleisi Hoffmann, presidente del Partido de los Trabajadores brasileño (PT), quien sin pudor alguno anunciara que, si gana el Frente Amplio – cosa que su partido propiciará según proclamó – esto revitalizará el comercio entre nuestros dos países.

Algo altamente insólito proviniendo de alguien que representa a un partido político que hoy gobierna en el Brasil, que a raíz de sus expresiones es aplaudida a rabiar por todos los precandidatos frenteamplistas con chance de ganar las elecciones internas, aceptando y hasta agradeciendo la intervención brasilera en asuntos internos del Uruguay. ¿Será que en el fondo son eternos aduladores de Lula y del Foro de San Pablo? ¿Dónde quedaron los postulados que llevaron a nuestra Declaratoria de Independencia aquel 25 de agosto de 1825?

Al parecer no se han percatado además de que el llamado Foro de san Pablo hace rato viene de vuelta. Cuba y Venezuela no encuentran la manera de sostenerse mientras Lula hoy ya alcanza el 60% de rechazo en su país, con apenas un 38% de imagen positiva, según encuestas.

Volviendo al Pit-Cnt, los representantes del conglomerado sindical carecen de personería jurídica efectiva. Son hasta ahora “ungidos” en asambleas, sin elecciones democráticas controladas. La inexistencia del voto secreto o de la libre postulación de los candidatos para dirigir a los trabajadores, impiden, a todas luces, validar una confiable y sólida representatividad.

Realizan declaraciones que pretenden ser removedoras, desde el grupúsculo de una dirigencia que solo persigue potenciar políticamente a sus integrantes, desde la irracionalidad de su ambición. Atrincherados en una zanja política pregonan ser defensores de los asalariados, mientras dejan expuestos sus verdaderos espacios de poder logrados a fuerza de prepotencia y rechazan groseramente en nombre de sus “representados” una visita con la que tal vez no todos sus dirigidos están en desacuerdo.

Justifican su actitud, destacando entre otras insustanciales afirmaciones y falacias un escondido y ambicioso interés que tendrían los Estados Unidos por apoderarse del “agua dulce del Acuífero Guaraní”.

La irracionalidad de lo expresado solo se mitiga por el hecho de estar en carnaval y en estos días, cualquier murga tiene el derecho de expresarse y de jugar en el campo de la ironía.

Si la única reserva de agua importante en el planeta fuera la existente en los acuíferos subterráneos, significaría que todo el resto del agua existente – incluyendo la posible de ser desalinizada – estaría contaminada.  Una realidad de ese tenor podría ocurrir como consecuencia de un conflicto nuclear sin precedentes, del cual nadie sobre la tierra quedaría ajeno ni mucho menos ileso. Sólo así el agua subterránea tendría algún valor que la diferenciara del que tiene actualmente. ¿A eso apuestan? ¿A ser los “dueños” del agua subterránea cuando el mundo estalle?

La otra gran crítica, que no podía estar ausente en una declaración de la cual, aun siendo digital emana un potente olor a naftalina, es la del famoso y casi inexistente bloqueo a Cuba. La isla caribeña, negocia y lo ha hecho desde siempre, con quien se le da la gana. Estados Unidos no negocia con Cuba determinados productos, porque sus relaciones comerciales están, desde hace muchas décadas, cortadas.

El gobierno cubano expropió luego de la revolución de 1959, todas las inversiones americanas en la isla y nunca pagó por ese saqueo.

La dictadura cubana es una realidad de más de sesenta años.

Pero hay otro bloqueo que si existe y sigue vigente y es mental. Está, entre muchos otras, en las cabezas de los dirigentes sindicales del Pit-Cnt. Y dada su actitud a contrapelo de la realidad, su ambición de poder y esa visión unilateral del mundo y de la vida, vemos muy difícil que se levante. Y ahí sí, la culpa es del bloqueo.

Quienes probablemente reaccionen y logren terminar de una vez por todas con esa absurda situación, tal vez sean sus dirigidos.

Ciudadanos capaces e independientes, con opiniones libres, cansados de ser manipulados.

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