Levantando la mira

Políticamente hablando, la semana pasada sacudió la siesta veraniega.

La VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) llevada a cabo en Buenos Aires el martes y la posterior visita a Uruguay del presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva el miércoles, fueron acontecimientos que sin duda marcarán el ritmo de diversos asuntos en el año que recién comienza.

En una conferencia de prensa convocada en el marco de la cumbre, el ministro argentino de Economía, Sergio Massa, demostrando ser un pésimo anfitrión, intentó ridiculizar las intenciones de Uruguay de avanzar en la formalización de tratados de libre comercio con diversos países y bloques regionales. Haciendo alarde de una evidente mala educación, que suponemos sabe disimular cuando recorre los organismos internacionales de crédito pidiendo auxilio, dijo que “Uruguay es uno de los hermanos menores del Mercosur, y Brasil y Argentina tienen la responsabilidad de cuidarlo como a todo hermano menor”.

La gracia pudo haber significado un problema diplomático y hasta la exigencia de disculpas y retractaciones. Sin embargo, el presidente Lacalle Pou optó por ignorar el exabrupto y definirlo en rueda de prensa con una sonrisa y una sola palabra: “Disneylandia”.

A esa actitud, Lacalle sumó también la confirmación clara y firme ante la CELAC, de que Uruguay avanza con o sin la aprobación de los demás integrantes del Mercosur a negociar acuerdos comerciales con países de fuera del bloque.  

Por otra parte, el presidente uruguayo sorprendió a todos los participantes con la propuesta de levantar la mira e imaginar una zona de libre comercio que abarque a toda la América Latina y también a todos los países de área del Caribe. Este planteo, sacudió las bases ideológicas de diversos defensores de la denominada “Patria Grande”. Este nuevo proyecto, mucho más ambicioso y tal vez imposible de ejecutar, buscaría la integración desde una concepción logística y económica y no desde el fundamentalismo ideológico con el que se ha venido pretendiendo “unir” la región desde hace décadas.

Puede que todos estos hechos hayan hecho reflexionar al presidente de Brasil, que hace menos de un mes tomó posesión del cargo por tercera vez en veinte años.

La visita de Lula a Uruguay se desarrolló en un marco de amistad y camaradería de alto nivel, donde abundaron los elogios y acuerdos de diversos alcances. Tal vez el más trascendente de todos haya sido el del respaldo que el presidente de Brasil manifestó querer impulsar para el logro de acuerdos comerciales con países de fuera del Mercosur que Uruguay promueve.

La desubicada frase de Massa podría haber sido el detonante de la buena disposición del mandatario brasileño. Y es que se debe haber sentido muy incómodo con la idea de que se asociara a Brasil, país incluido por el ministro de Economía argentino en su frase, con ciertos modos y criterios.

La visita sirvió además para mostrar las buenas líneas de comunicación que existen entre el presidente Lacalle Pou, Pepe Mujica, que lo acompañó a Brasilia para la toma de mando de Lula y Yamandú Orsi, que acompañó a Mujica a Brasil a esperar junto a Lula el resultado de la elección en la que este último derrotara a Jair Bolsonaro.

Tampoco pasó desapercibido el acto político organizado en la explanada de la Intendencia Municipal de Montevideo por el sector más radical del Frente Amplio.

Aprovechando la visita de Lula y con la sola finalidad de levantar la imagen de Carolina Cosse de cara a una elección interna que se aproxima, se constituyó en la nota discordante. Sin embargo, no alcanzó para opacar los excelentes resultados de una visita que promete ser histórica.

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