Pasaron las elecciones generales en Argentina, y la sorpresa fue que el candidato más votado fue el actual ministro de Economía Sergio Massa.
Continuista de la nefasta política kirchnerista, parece insólito que con la crisis económica, social y política que tiene el país vecino, el electorado siga eligiendo al partícipe directo del cataclismo.
Todo indica que se trata de una relación dependiente de los ciudadanos para con el gobierno, los primeros son exprimidos con impuestos y regulaciones para gastos corrientes, subsidios y corrupción, y con el agua al cuello, terminan siendo dependientes de que el gobierno de turno les otorgue partidas extraordinarias, subsidios en servicios públicos y cualquier ayuda estatal.
El relato de que Milei sería un presidente que quite derechos y elimine la ayuda estatal, cierto o no, desemboca en una situación perversa para la población de que prefiere quedarse con lo conocido, aunque lo perjudique y lo empobrezca, antes que una voluntad por dar vuelta la situación
Por otro lado, Milei, el enemigo numero uno de la casta política, quien ha descalificado a quien se le cruce, hoy se ve en la necesidad de tener que aliarse con el sector del Pro de Juntos por el Cambio para captar los votos de todos aquellos que no votaron a Massa.
Milei ya ganó y también perdió.
Tal como el lo describe, hace 4 años nadie lo conocía y nadie podía pensar que un sector de filosofía liberal podría estar en un ballotage contra el kirchnerismo, era utópico.
Además, le dio una difusión masiva al ideario liberal a lo largo y ancho del país y trascendió fronteras, es muy meritorio y positivo.
Pero, por otro lado, sus formas de expresarse, de dirigirse a sus oponentes, la descalificación, humillación y su dialogo exacerbado lo ha puesto continuamente en el ojo de la tormenta.
Su postura, que puede ser muy loable como una posición personal frente a las cosas, lo ha atado de pies y manos en el juego de la política, en la cual no tiene mas remedio que jugar en campo rival peloteando con aquellos que ha criticado.
La verdadera victoria de Milei hubiera sido si ganaba en primera vuelta.
Aunque el confirme y reconfirme que ni Macri ni Bullrich le han pedido nada a cambio por el apoyo a su candidatura, en el juego de la política sabemos que no es así, y cuando a las cartas se juega en grupo, el mazo se tiene que repartir.
Eso puede ser bueno o malo para su proyecto.
O bien puede otorgarle a Milei una estructura y una espalda política y popular, o bien puede ponerle un freno al envión de cambios que propone hacer, diluir aspectos clave de su propuesta, e inclusive haciéndole perder parte de su esencia.
El 19 de noviembre será la jornada de votación por la segunda vuelta, todo indicaría que será de resultados más que parejos, será tarea de nuestros hermanos argentinos decidir cual será el mejor camino para ellos.