El viento es lo que importa

Hay maestros que no dejan nunca de enseñar.

Y en lo que a periodismo y liberalismo refiere, Danilo Arbilla ha sido, es y será, uno de esos escasos y destacados ejemplos.

En su columna sabatina publicada esta semana en el diario El País, el periodista refiere a una encuesta realizada “hace muchos años”, en la cual para la mayoría de los uruguayos entrevistados la economía, la justicia, la educación, la seguridad, no eran temas que les preocuparan. Su mayor inquietud se relacionaba con “el viento”.

Es un hecho de la realidad que hoy en día, desde lo político a lo deportivo y pasando, obviamente por lo climático, todo se mide en términos de “sensación térmica”.

Y Arbilla baja esto al piso con un comentario sublime: “Para esto el viento es clave”.

Encuestas, información suministrada por el gobierno, críticas desde la oposición, cifras de todo tipo, se resumen en algo concreto según el columnista: “Ese estado de satisfacción o insatisfacción de la ciudadanía que las encuestas no reflejan, son en definitiva lo que decide las elecciones en los países democráticos”.

Dice Arbilla que la gente no es de izquierda, centro o derecha, como se cree. Vota según su propia sensación térmica e intereses personales, al momento de votar.

El periodista destaca el hecho de que el actual gobierno ha mantenido una aprobación del 50%.  

En ese aspecto, no debemos dejar de señalar la influencia de ciertos criterios – tal vez poco prudentes – de gasto realizado ahora y a pagar después. Pero, en ese sentido y siendo equilibrados, debemos recordar que la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM), principal bastión electoral de la oposición que hoy y desde hace 35 años la administra, ha aplicado en este período sin miramientos y hasta el máximo posible ese mismo concepto, además de un incremento impositivo y recaudatorio sin precedentes.

A pesar de los buenos indicadores de las encuestas, lo extraño es el paulatino alejamiento del gobierno nacional del concepto inicial de Estado fuerte y efectivo en las áreas de justicia, seguridad, salud y educación que tuviera su cumbre en aquella acertada y mundialmente excepcional convocatoria a la “libertad responsable”.

Soplaban vientos de cambio.

Poco a poco, superada la pandemia, aquel concepto fue cambiando hacia otro de “Estado presente”, el cual se tradujo en un crecimiento de su tamaño, peso e improductividad.

Desde un claro avance liberal a otro de retroceso, de concepción batllista.

Hechos de la realidad que hacen a una “sensación térmica” que sin duda marcará el resultado electoral.

A la política le importan las encuestas.

La realidad, la marca el viento. 

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