La Constitución de la República establece que las Juntas Departamentales estarán integradas por treinta y un ediles.
El partido que gana la elección municipal obtiene automáticamente la mayoría absoluta de dieciséis solo por el hecho de haber ganado la intendencia, aunque su triunfo haya estado lejos de obtener más del 50% de los votos.
La Junta Departamental de Montevideo, es gobernada desde hace más de treinta años por el Frente Amplio, con permanentes mayorías absolutas.
El más elemental sentido democrático, resalta claramente que las minorías representadas en ese organismo de debate y contralor deben ser atendidas y respetadas para garantizar el fiel cumplimiento de sus cometidos. El aquí mando yo no es de recibo en democracia, aunque en definitiva quien gobierna termine haciendo valer sus mayorías.
Por esa misma razón y aprovechando el andamiaje legal que da base a su tarea, ediles del Partido Nacional y del Partido Colorado tuvieron que recurrir esta semana a reunir los votos necesarios para instar al Parlamento a través de la Cámara de Senadores a resolver si amerita apartar del cargo a la intendenta Carolina Cosse.
La petición surge debido a la inasistencia a un llamado a sala solicitado por la oposición, para pedir explicaciones por la acostumbrada falta de respuesta a los pedidos de informes realizados por los ediles.
Al parecer no sería esta la primera vez que la intendenta evita asistir a la Junta Departamental habiendo sido convocada, enviando a otros funcionarios municipales a responder en su lugar.
La Constitución fue diseñada de manera de proteger y asegurar a los gobiernos departamentales y es por eso que, para que la destitución de la intendenta llegara a concretarse, se requiere que al menos dos tercios de los integrantes del Senado den su aprobación a ese pedido. Esa realidad, a simple vista, haría imposible su destitución.
Sin embargo, según informara el diario El País, El presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, exigió que blancos y colorados se “rectifiquen rápidamente”, argumentando que se hizo un “manejo desafortunado de los mecanismos institucionales” y que se trató de “una maniobra destructiva burda”.
Desde Libertad Responsable consideramos que siempre es bueno activar los mecanismos democráticos para refrescar las nociones de deberes y obligaciones que competen a cada uno de los funcionarios que ocupan cargos de gobierno.
No hay duda de que los votos no van a alcanzar en el Parlamento para lograr la destitución de la intendenta; pero van a centrar el foco de la atención pública en el asunto y es eso lo que al parecer alteró al Sr. Pereira.
La actitud autoritaria de quienes con treinta años de gobierno con mayorías absolutas en el organismo contralor, se niegan a asistir a dar explicaciones cuando son convocados a presentarlas, requiere un llamado de atención.
Eternizarse en el poder cansa, desgasta y confunde. Es hora de refrescarse.