Escapando de la manada

El resultado del referéndum del pasado domingo arroja para muchos la imagen de un país dividido prácticamente en dos mitades.

No obstante, si se lo analiza detenidamente, muestra a un Frente Amplio que solo mantiene su clara hegemonía en Montevideo, luego de más de treinta años de gobierno departamental.

Pandemia y referéndum mediante, el gobierno de la Coalición Multicolor comienza recién ahora a desarrollar libremente su gestión, que apunta a reforzar áreas claves para la paz y el equilibrio social.

Seguridad, salud, justicia y un área de alta sensibilidad, manipulada por décadas por líderes sindicales que hoy dirigen el Frente Amplio y fueron los promotores del referéndum, que es el área de educación.

Continuando con esa línea de reflexión, es fácil comprender que el patético deterioro de esas cuatro áreas mencionadas luego de quince años de gobiernos frenteamplistas respondía a una concepción ideológica aplicada no tan solo en Uruguay sino en toda la región Latinoamericana, que tendría su origen y gestación en el Foro de San Pablo en 1990.

Transcurridos más de treinta años desde su fundación – tiempo que coincide con la permanencia del Frente Amplio en la IMM – la convivencia política entre izquierdistas moderados y la extrema izquierda, no parece haber logrado otra coincidencia que la del esfuerzo conjunto para alcanzar el poder.

En el Uruguay no existe una grieta. La Ley de Urgente Consideración mantenida en su totalidad, podría significar el restablecimiento de la anhelada paz social aunada a una educación de calidad sin objetivos ideológicos o partidarios.

De lograrse esa meta que el referéndum buscó impedir, cabe preguntarse cuántos de los votantes que intentaron derogar esos artículos seguirán bajo la hipnosis y manipulación política practicada barrio por barrio a través de la descentralización impulsada por Tabaré Vázquez, practicada en el día a día y financiada en definitiva por todos los montevideanos desde la IMM y cuántos, incluyendo a muchos líderes moderados con sensibilidad social que nada tienen que ver con extremismos, comenzarán a vislumbrar la situación y a distinguir las ventajas de vivir en libertad y decidir por ellos mismos su propio destino.

Ni grieta ni dos mitades. Un momento de inflexión que nadie supo pronosticar.

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