Eutanasia y Sociedad

Resulta difícil imaginar qué cosa pasa por las cabezas de muchos legisladores, que en su pasión por regularlo todo desde el Estado, han llegado a un grado de positivismo que termina resultando sorprendente.

La semana próxima debería votarse en diputados la ya famosa ley de eutanasia, una forma poco entendible de meterse a regular hasta la muerte.

Se trataría nada menos que de hacer legal el atentar contra principios y valores elementales, incluyendo a los contemplados en el juramento hipocrático de los profesionales que deberán llevar a puerto las decisiones de muchos enfermos, al amparo de esa ley, en caso de ser promulgada.

Alberto Benegas Lynch (h), en su libro Las oligarquías reinantes, fundamentando su posición contraria al aborto, señala lo siguiente: “Se ha dicho también que el feto es ´inviable´ y dependiente de la madre, lo cual también es cierto del mismo modo que son dependientes los inválidos, los ancianos y los bebés recién nacidos, lo cual no justifica que se los aniquile impunemente.”

No es nuestra intención revisar la conveniencia o no de la ley sobre interrupción voluntaria del embarazo o Ley de Aborto, plenamente vigente. Si lo es el de llamar la atención de los riesgos de ir naturalizando criterios que tiendan a deshumanizar o a modificar sentimientos de solidaridad y de respeto por la vida, que hacen a la esencia misma de nuestra sociedad.

Esta semana, algunos medios de prensa han comentado sobre la posibilidad de que el presidente Luis Lacalle Pou pudiera vetar la tan controvertida ley en caso de ser aprobada en el parlamento.

Desde Libertad Responsable consideramos que podría ser esa una buena y sabia salida para una ley muy polémica, que además no parece haber sido suficientemente analizada y discutida desde los más diversos sectores de la sociedad, como hubiera sido deseable que ocurriera.

Gobernar no debería significar que simplemente y por algún motivo, un grupo de legisladores se ponga de acuerdo para aprobar a las corridas una ley de tal trascendencia, cuya puesta en práctica podría derivar en inesperadas e irreparables consecuencias.

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