Innovación y Justicia

Luego de siete años y medio se encontró al responsable del crimen de la adolescente argentina Lola Chomnalez. Las muestras de ADN recogidas de la mochila de la víctima coincidieron con las de un hermano del asesino que se encuentra en prisión. Pero, no fue gracias a un constante y abnegado trabajo de la genetista Natalia Sandberg, responsable del Registro Nacional de Huella Genética (RNHG) de la Dirección Nacional de Policía Científica, y su equipo, que se pudo llegar a este resultado.

Durante seis años el procedimiento fue el mismo, todas las semanas se cotejaba el ADN encontrado en la toalla y la cédula de Lola, con la información genética de los 83.000 criminales que componen la base de datos en la actualidad. Pero no se lograba ninguna coincidencia. En julio de 2020, Sandberg le dió un giro a la investigación, la complejizó y comenzó a indagar por la línea paterna del homicida. “Un proceso que implicó leer libros en inglés de genética y de software, consultar a colegas del exterior, idear planes hasta la madrugada, presentar varios informes a sus superiores y, sobre todo, frustrarse por el “borrón y cuenta nueva” cuando los resultados no eran los que esperaba.” según cuenta la genetista en la nota de El País del 25 Mayo 2022. Luego explica que para poder filtrar el cromosoma “Y” del RNHG, rediseñó el software original Combined DNA Index System (Codis), creado por el FBI y adquirido por el laboratorio en 2014.

Con esta modificación, se obtuvieron varios resultados positivos, porque como el cromosoma “Y” se hereda de padres a hijos varones sin modificaciones, se puede extender hasta parientes lejanos, pasando por primos, tíos y abuelos. Por lo que Sandberg volvió a reconfigurar la búsqueda para encontrar hermanos, hijos o el padre del asesino. “El resultado arrojó que una persona compartía el 50% de similitud en el perfil genético, pero el cromosoma “Y” tenía algunas diferencias y esto llevó a que la genetista hipotetizara que se trataba de un medio hermano materno. Y efectivamente así fue.” (El País, 25/05/22)

En la misma nota se afirma que Sandberg, “… manipuló el sistema informático de una forma que no tiene precedentes en la región, e incluso que podría llegar a ser una novedad a nivel mundial.”

El RNHG comenzó a nutrir su base de datos en el 2014 luego de que se obtuvieron el software Codis, ya mencionado, y los equipos para procesar las huellas genéticas de las personas que ingresan al sistema carcelario. Desde ese entonces, todas las semanas se toman muestras de la mucosa de la mejilla interna de todas las personas que son formalizadas (con o sin prisión) y se procesan en el laboratorio que encabeza Sandberg con su equipo, compuesto en la actualidad por Mariana Costabel, Sandra Sóñaro y Lorena da Silveira. Las muestras procesadas dan por resultado un código alfanumérico que es cargado a la base de datos. Dichos códigos se cruzan con los generados por las muestras de ADN que se obtienen en las escenas de los crímenes y si hacen match es porque esa persona ya había cometido algún otro delito anteriormente. En el caso de que no haya coincidencia, el ADN sigue latente en el sistema.

Todos los años el Ministerio del Interior patrocina el viaje de la genetista a Estados Unidos para asistir a los entrenamientos del FBI, pero la innovación de Sandberg no estaba comprendida en las capacitaciones que tuvo. Ella imitó manualmente una funcionalidad del software que le comentaron iba a tener en futuras versiones, “buscarle familiaridad a una muestra”.

Ahora sí, mis comentarios al respecto, ¿Se dan cuenta de la importancia de tener un objetivo claro y trabajar con constancia para conseguirlo? Y, ¿qué me dicen sobre que ese objetivo trascienda lo personal e incluso lo profesional? Porque la innovación de Sandberg, al enfocarse en darle respuesta a la familia de Lola, al igual que lo hace con otros casos, según comentó, resultó en beneficio de toda la sociedad, y no sólo la uruguaya. Y, estos beneficios los logró por no quedarse con lo ya establecido, con “esto es lo que hay y hay que manejarse con eso”, sino, por ir más allá, desafiar el sistema y por ponerle “alma y corazón” al proceso. En la nota a El País también comentó que está enamorada de su profesión. “Desde que ingresó a la universidad, sabía exactamente que se quería dedicar a la genética forense. Se vio seducida por la criminología desde que era adolescente, a raíz de los libros y películas policiales y de detectives.”

Por último, deberíamos de detenernos en la importancia de contextualizar los “desarrollos” (software) que nos son dados, porque quizás en EEUU no es común, como sí parece que es acá, que haya familias de criminales. También que el diseño del sistema haya sido pensado en primer lugar por la línea paterna, pero cómo todos seguramente estemos de acuerdo, es más factible saber cuántos hijos tiene una mujer que cuántos hijos tiene un hombre. Y además, quizás en poco tiempo, ya no tengamos que importar más software de otros países, sino utilizar las recursos y desarrollos de las y los jóvenes que están estudiando programación y pensamiento computacional en la actualidad.

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