El proceso electoral de elecciones internas que incorporó en Uruguay y en especial en el Partido Nacional la participación de alguien que hasta ese momento era un total outsider de la política, culminó la noche del domingo 30 de junio de 2019.
Un comando establecido justo al frente de la Presidencia de la República, ocupando a pleno un edificio remodelado de varios pisos en la Plaza Independencia, se mantenía iluminado. Una enorme carpa instalada en plena plaza, lista para el gran festejo, permanecía vacía y daba cuenta de que las aspiraciones de Juan Sartori de ser candidato a la presidencia, habían llegado a su fin.
Una campaña electoral iniciada desde el anonimato y una inversión privada sin precedentes en la historia del país realizada en esa materia, dejaban en evidencia que la democracia instalada en el Uruguay no es tan fácil de manipular.
Jorge Larrañaga fue quien sufrió en carne propia las consecuencias de la aventura, para luego retribuir el favor a su contrincante en la elección nacional, dejando en tercer lugar al sartorismo.
Meses después, y con el impulso del esfuerzo realizado en la elección interna, Todo por el Pueblo, sector liderado por el novel aspirante a político, lograba de todas formas alcanzar una importante cifra de votos en la elección nacional, que determinaron la adjudicación a su agrupación de un lugar en el Senado de la República – ocupado por él – y dos en la Cámara de Representantes para su sector político.
Sartori, sonrisa permanente (o congelada) mediante, pareció encarar su participación en la política como un hobby. De hecho, su actividad como legislador ha sido totalmente intrascendente, habiendo permanecido ausente en buena parte del período en el que le ha tocado actuar como legislador.
Entre quienes se sintieron molestos con la aparición de Sartori en la política y lo hicieron notar a través de múltiples actitudes y manifestaciones de opinión, se encontraba la actual vicepresidente de la República y presidente en aquel momento del Directorio del Partido Nacional, Beatriz Argimón.
Es por esa razón, que hoy en día sorprende y llama la atención el anuncio de que la vicepresidente estaría estudiando integrar una fórmula electoral con Sartori, de cara a las elecciones internas del próximo año.
Un síndrome de carpa vacía que lejos de alejar las ambiciones y vanidades de algunos aspirantes al poder parecería fortalecerlas, tal vez a la espera de una importante inversión que pueda respaldar una campaña electoral carente de reintegros en las elecciones internas.
Beatriz Argimón ocuparía en esta instancia un lugar similar al antes ocupado por Verónica Alonso, socia electoral de Sartori en 2019, que no habría obtenido cargo alguno en el gobierno estrenado en 2020, probablemente debido a la molestia que su alianza con el sartorismo ocasionara en el Partido Nacional.
Y llegado este punto y si es que de blancos se trata, viene al caso recordar el estribillo de la canción de Tabaré Etcheverry, que tanto interpretara Carlos María Fossati al compás de su guitarra:
“Aparicio, Aparicio te estoy buscando; ¿dónde estás general? de poncho blanco…”
Y es evidente que en el entorno de una ostentosa carpa vacía en la Plaza Independencia, Aparicio no galopa.