La isla y el centralismo

La propuesta de la creación de una isla artificial frente a la rambla de Montevideo generó repercusiones y argumentos que llaman la atención en la Intendencia de Montevideo.

El proyecto consta de una inversión de U$S 2.300: para la construcción de una isla artificial de 36 hectáreas con un puerto para 300 embarcaciones y 36 lotes inmobiliarios, frente a la rambla del barrio Punta Gorda, y que fue aprobado por el Poder Ejecutivo. Por su parte, la Intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, expresó que “operaría como un agujero negro para todo Montevideo” y el Ministro de Ambiente que “sorprende que primero no consulten en Ambiente”.

La situación genera muchas preguntas aún no conociendo los detalles pero, por ejemplo, ¿Qué impacto económico y social pueda tener?, ¿Qué sucederá con el paisaje de la zona? y ¿Qué sucede si el proyecto queda iniciado pero no finalizado?

Hay aspectos que son propios de la viabilidad y condiciones exigidas al proyecto, como por ejemplo la última de las preguntas. Puede suceder, al igual que con Gas Sayago, que el proyecto se detenga y quede a medio hacer. En un proyecto como el de la isla artificial, donde la afectación del paisaje es muy importante por tratarse de un lugar icónico de la ciudad, no nos podemos dar el lujo de que el proyecto quede por la mitad, una vez iniciado, o se termina, o por medio de alguna garantía, se vuelva a su estado anterior. En el proyecto de Gas Sayago quedaron desde el año 2017, 71 pilares de los 650 que inicialmente se iban a instalar para la construcción del puerto en Puntas de Sayago y tampoco hay perspectivas de removerlos porque implicaría un desembolso millonario para sus propietarios, UTE y ANCAP, que por el momento no están dispuestos a hacer. Justamente, esto último, es lo que no puede repetirse.

El director de Planificación de la Intendencia de Montevideo, Luis Oreggioni, expresó en el programa radial En Perspectiva, la alta inconveniencia para Montevideo de este proyecto porque las viviendas, comercios y oficinas se irían en “cantidad” para el nuevo proyecto. Lógicamente la idea central predominante es la de que Montevideo es la ciudad que centraliza absolutamente todo y no están dispuestos a dar el brazo a torcer en ese aspecto. Si existiese una ciudad en el país con el mismo nivel de centralización que Montevideo, seguramente varios habitantes cambiarían su residencia. El problema para la Intendencia es sencillamente que sus habitantes se muden hacia otro lado. En lugar de hacer foco en solucionar los problemas de siempre para atraer habitantes, nos mantiene de rehenes a todos por la dicha que tiene de ser una ciudad centralizadora.

Algo mas llamativo aún dentro de los argumentos de Oreggioni, fue que el proyecto conlleva el concepto de que los ricos van a vivir con más ricos. Y en realidad, ¿Cuál es el inconveniente? Van a vivir donde quieran, y de hecho sean por las razones que sean, inclusive por el supuesto gusto de vivir con más ricos, hoy en día se mudan hacia barrios privados, así que el argumento de Oreggioni no tiene sentido.

Luego restará saber a ciencia cierta si el proyecto es una realidad y si están dadas las condiciones para que se realice, el problema de inicio es que los argumentos en contra son basados en la resistencia al cambio y de carácter ideológicos.

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