De la acostumbrada columna de los sábados de Danilo Arbilla, publicada ayer en el diario El País bajo el título: “Si sale la ley”, nos permitimos reproducir las siguientes reflexiones:
“La reforma jubilatoria, permitirá a los jubilados tener un trabajo remunerado. Aquí le apunto un poroto al proyecto de la Coalición Republicana.
Otro por lo de aumentar la edad. Y creo que se fue avaro. Es lo que ocurre en otros países con gobiernos, partidos políticos y sindicatos para los que primero está la gente; la de hoy y la que vendrá. Además, está por debajo de la propia realidad que se vive en el país. Nadie se jubila antes de los 65, salvo una parte que se lo han pasado de vacaciones en el Estado, mientras laboraban en otra actividad con caja distintas. Hay también jubilados que trabajan en negro; por necesidad y tendrían que tener derecho. Y el proyecto lo prevé, como ya dije.
No nos mintamos. Sabemos bien cómo son las cosas. No nos jodamos a nosotros mismos, a nuestros hijos, nietos y bisnietos, y perdón que lo diga así. Si no lo asumimos seria y sinceramente, y por qué no interesadamente, no habrá jubilaciones decorosas dentro de unos pocos años y quizás más adelante ni jubilados.
El presidente se la juega y también la coalición. Un puñado de porotos para todos ellos. Para los blancos, los colorados, los cabildantes y los del Partido Independiente. Impulsan una reforma, que al igual que la educativa, son para asegurar el avance y la propia permanencia del país; y mirando el futuro de los uruguayos. Nosotros.”
Hasta aquí las palabras de Arbilla.
Desde Libertad Responsable nos hacemos eco de lo expresado por el periodista en su columna, al tiempo que aplaudimos la decisión de la Coalición Republicana de ir adelante con las reformas que, imprescindibles para el país, han quedado rezagadas durante décadas por sus posibles “costos políticos”.
Puede que esta vez, con un electorado más informado, los costos se carguen a la cuenta electoral de quienes, sin haberse atrevido a actuar cuando fueron gobierno, pretenden ahora, desde la oposición, buscar la manera de entorpecer la tarea de los que se atreven a hacerlo.