“Todos los políticos tienen la tendencia a creer que la gente es ignorante, la diferencia es que los políticos que creen en la libertad se incluyen a si mismos dentro de los ignorantes.”
La frase de Friedrich A. Hayek de su libro Principios de libertad, ilustra con claridad la imagen del encuentro que se llevará a cabo el próximo martes 13 en el Parlamento, atendiendo a una convocatoria del presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira.
El Sr. Pereira ha decidido hacerse completamente el distraído en relación con la conflictividad sindical desatada contra el gobierno. En su convocatoria no ha habido siquiera una mención vinculada a la reforma educativa, la cual, ha dejado en evidencia una incapacidad absoluta para el diálogo por parte de los dirigentes sindicales que se oponen a su aprobación.
Pero fiel a una política distractora recomendada desde hace más de treinta años por el Foro de San Pablo, el Sr. Pereira ha optado por convocar a líderes partidarios para hablar sobre “convivencia democrática”.
Una convocatoria enfocada en el disimulo, dado que sería la extrema izquierda que el Sr. Pereira representa, la que se encarga de promover las protestas y manifestaciones, cada vez más atrevidas y violentas, que venimos presenciando.
Ante su invitación, era de esperar un llamado a la cordura de los políticos convocados y una negativa a asistir a una reunión en tan especiales condiciones.
Sin embargo, según lo que el Sr. Pereira declara y reseña el diario El Observador esta semana, él resolvió convocar a líderes partidarios “para intercambiar sobre transparencia y convivencia democrática”. Y no hay señales hasta el momento de que alguno de los invitados se haya excusado.
La estrategia del Sr. Pereira, habría sido de lo más tentadora para sus invitados. La idea sería que en la reunión se debata sobre financiamiento de los partidos políticos; algo que casi ningún político dejaría de atender.
Según él mismo declarara, viene desde hace rato dialogando sobre el tema con el secretario general del Partido Colorado, Julio María Sanguinetti, con el presidente del Directorio del Partido Nacional, Pablo Iturralde, con el líder del Partido Independiente, Pablo Mieres y con el senador y presidente de Cabildo Abierto, Guillermo Domenech.
Otro objetivo de su convocatoria es el de establecer un primer intercambio sobre el fortalecimiento de los partidos políticos y su convivencia, a partir del tema de fondo que es su financiamiento.
Y es en ese punto donde coinciden todos. Tanto los llamados “progresistas” como los por contraposición calificados por ellos como “anti- progreso”.
¿Tiene algún sentido el priorizar esas actividades políticas para la ciudadanía en general?
¿Es razonable que en medio de una conflictividad gremial agresiva como la que estamos presenciando, los líderes políticos se junten a dialogar con sus probables inspiradores sobre financiamiento de los partidos? Parecería que no.
¿Cuál sería la reacción del electorado si en vez de argumentar sobre ese tema se reunieran a debatir por ejemplo sobre estatismo o individualismo? ¿No sería más fecundo el debate?
La extrema izquierda que ha venido transitando en Latinoamérica su transformación ideológica hacia el fascismo, sigue siendo eterno enemigo de la libertad y del progreso. Sin embargo, ha desarrollado siempre sus luchas haciendo alarde de progresismo y de liberación.
Clásicas parodias que solo conducen al engaño y la toma del poder, para desde allí adoctrinar y dominar a todos para proceder sin sobresaltos al reparto del botín. Abundan los ejemplos en la región de situaciones similares.
A veces puede ser mejor dejar de lado la ambición y ubicarse en la tribuna, codo a codo con aquellos que algunos visualizan como ignorantes.