El Ministerio del Interior en conjunto con el Ministerio de Desarrollo Social están tras un proyecto que pretende reducir el número de homicidios ocurridos en nuestro país tomando como línea de acción la mediación de un tercer actor que pueda lograr evitar una situación violenta.
El tercer actor en cuestión es una figura que estuvo vinculada con el delito, tratándose de exreclusos que cumplieron su pena y que serían reclutados por el Ministerio del Interior para tener una comunicación con grupos delictivos y poder desactivar conflictos entre ellos
Los homicidios ocurridos en el año 2022 sumaron un total de 383 representando un aumento del 25% respecto al año 2021 siendo en el mes de octubre, el momento en el cual 8se alcanzó la cantidad de 300 homicidios, casi el total del año anterior. Según datos publicadas por El Observador, el primer trimestre del año fue en el cual ocurrieron más homicidios con 99 muertes mientras que el tercer trimestre lo siguió con 94 muertes.
En lo que refiere a otros delitos, los hurtos aumentaron un 1.1%, las rapiñas bajaron un 5.9%, el abigeato un 7% menos y la violencia domestica un 3.8% más.
En la presentación realizada por el ministro Heber de las cifras de denuncias se utilizaron además datos comparativos con respecto al 2020 y 2019 siendo este último, un año sin pandemia y el último del gobierno del Frente Amplio. La clave del asunto es que solapadamente se le resta importancia a las cifras del 2020 y 2021 por ser años de pandemia, con una movilidad reducida y por ende con menor cantidad de delitos, por lo que en el año 2022 con la pandemia atrás, volvieron a dispararse los delitos y las estadísticas. No es menos importante que tras la intención de comparar los delitos respecto al último año de convivencia “normal”, exista un fin político en contra del último gobierno del Frente Amplio. Las cifras están, hablan por si solas, y resultan muy validas cuando el fin que se persigue es informativo pero pierde importancia y deja de ser relevante cuando el fin perseguido es obtener rédito político.
Para el ministro Heber la base del problema está en el narcotráfico que genera no solo disputas territoriales entre bandos sino el derrame de violencia al resto de los ciudadanos
Parecería ser en primera instancia una medida inteligente, pero con muchas dudas de su resultado. Podrá tener algún efecto positivo, pero solo para suavizar el problema en lugar de erradicarlo. Desde el punto de vista que emana la intención del proyecto de ambos ministerios, se concibe al narcotráfico como un problema sin solución, y el foco se basa en minimizar los efectos y no las atacar las causas. Es cierto que es muy difícil ganarle desde la represión, operativamente, económicamente y con el costo violento que se lleva en el proceso, y es cierto también que no podemos esperar que en un período de gobierno se eliminen los problemas de raíz, ahora bien, si sumamos todos los períodos de gobierno desde la restauración de la democracia hasta ahora, resulta en un periodo considerable que pudo ser el marco para establecer una política de estado sólida y sostenida. Para que el narcotráfico pierda poder, hay que quitarle lo mas preciado que es su negocio, pero lo más difícil pareciera ser que un gobierno le ponga el cascabel al gato.