Una lamentable e infundada decisión unilateral, ha generado un serio y a la vez ridículo incidente diplomático entre España y México.
El problema se origina a partir de la pretensión del presidente mejicano Andrés López Obrador – AMLO – quien, en 2019, envió una carta solicitando que la corona española pida formalmente disculpas por los desmanes acontecidos hace 500 años durante La Conquista, la cual no habría tenido respuesta.
Excusándose en la lógica reacción española de hacer caso omiso a tan desatinada solicitud y desconociendo el hecho de ser el Rey Felipe VI jefe del Estado y la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales de aquel país, México resolvió no incluirlo entre las personalidades invitadas a la ceremonia de asunción de la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
Desde Libertad Responsable entendemos que entredichos diplomáticos como el que nos ocupa, sólo pueden responder a la permanente necesidad de los gobiernos populistas de mantener sobre el tapete temas distractivos, tal vez para disimular otros asuntos, al mejor estilo de los utilizados por Hugo Chávez en los albores del chavismo.
En una columna excepcional de la pluma de Julio María Sanguinetti, publicada ayer por el diario La Nación de Buenos Aires, denominada De perdones, complejos e ignorancias históricas, el expresidente uruguayo lamenta el incidente diplomático y fundamenta magistralmente sus motivos, culminando con las siguientes palabras que compartimos plenamente:
“Un viejo republicano como soy, republicano de la laica república uruguaya, a la democracia española y a su moderna monarquía solo les tributa gratitud. Por lo que hicieron por nuestras libertades cuando hacía falta.”