Desde hace muchos siglos, la brújula ha servido para orientar a los navegantes y aventureros de toda estirpe. Siempre dispuesta a ubicar la posición del denominado norte magnético, el instrumento permite determinar el rumbo a seguir para alcanzar un destino determinado y evitar perderse por el camino. Lo que podía afectar a la brújula y alterar su precisión era la cercanía de un imán.
Algo similar al conocido efecto del imán, parece ocurrir con los países del denominado G-77+China, que se reunieron este fin de semana en la denominada “Cumbre del Sur Global”.
Desde su fundación en 1964, el grupo celebra anualmente una reunión de ministros en la sede de la ONU en Nueva York; sin embargo, se han realizado reuniones extraordinarias en varios países a los que les ha tocado presidir pro tempore el organismo. En esta oportunidad, tocó a Cuba oficiar de país anfitrión.
El Grupo cuenta actualmente con 134 países integrantes (+China que no lo integra, pero participa).
Según comenta Infobae, Bruno Rodríguez, ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, declaró que: “El foro será una cita significativa e indispensable en medio de la crisis económica y multidimensional a nivel mundial. Indicó, además, que será una cumbre austera y modesta desde el punto de vista económico y financiero, y consideró que será oportuna de cara a los procesos actuales a escala internacional que dotará a los países del Sur de estrategias para su desarrollo después de la pandemia y la crisis económica.”
Visto a simple vista, el G-77+China, parece ser un foro donde dictadores de todos los rincones del planeta se camuflan con otros representantes de países democráticos, para justificar su accionar, mantenerse en el poder, ser reconocidos y encontrar fuentes de financiamiento o caminos de negociación que les faciliten la tarea.
Si analizamos muy por arriba las ubicaciones de los países miembros, encontraremos que la gran mayoría se ubica en el hemisferio norte y al referirse al sur, lo hacen como quien menciona a países o regiones, carentes de oportunidades, poseedores de pureza espiritual y de valores morales poco reconocidos.
Los integrantes del grupo se encuentran en su mayoría en el hemisferio norte (y eso sin contar a Rusia que probablemente los “bendice” a distancia), pero todos hablan del “sur global” como un todo. En realidad, al referir al “sur”, están hablando de todo lo que se ubica debajo de Europa o de Estados Unidos y Canadá. Países como Australia o Nueva Zelanda les alteran la hegemonía de subdesarrollo al que pretenden aludir, lo que demuestra que no es un problema de ubicación geográfica lo que los preocupa. Ninguno de ellos se ha detenido a analizar el motivo por el cual los habitantes de muchos países que ellos dicen querer apoyar, en el hemisferio norte o en el hemisferio sur, intentan por todos los medios emigrar hacia regiones y países que en su gran mayoría NO integran el G-77. La postura del Grupo ante esa realidad suele ser la de criticar a los países desarrollados por su “egoísmo”, al no abrir sus fronteras al ingreso descontrolado de inmigrantes.
En la práctica, para quienes suelen dominar el G-77, el denominado “Sur”, lo constituye una parte del mundo, hacia la cual solamente miran con ojos imperialistas.
Es extraño que no perciban esto el resto de sus integrantes.
En paralelo, salta a la vista el nivel de pobreza, miseria y ausencia total de garantías y libertades que destaca a muchos de los países integrantes del grupo que, gobernados por autócratas, han sometido por décadas a sus pueblos. Convirtieron a sus países en feudos, de los que sus habitantes tratan de huir permanentemente, aún a costa de poner en riesgo sus propias vidas y las de sus familiares.
A veces no nos queda claro qué es para algunos el norte o qué es el sur. Al parecer si vives en el sur pero eres amigo o dueño del poder, tendrías acceso a todo y de hecho, estarías en el norte.
Un interesante artículo de BBC Future que lleva la firma de Caroline Williams titulado La fascinante historia de por qué el norte queda arriba en los mapas, da cuenta de que el mapa del mundo de Gerardus Mercator, de 1569, fue casi seguramente el momento cumbre cuando comenzaron a dibujarse los mapas con el norte arriba.
“Su mapa fue ampliamente reconocido como el primero en tomar en cuenta la curvatura de la Tierra, de manera que los marinos pudieran cruzar largas distancias sin equivocarse al definir el curso. Pero incluso en ese caso el norte no tuvo mucho que ver con esa decisión.”
Y agrega: «Mercator proyectó los polos hacia el infinito. Según su descripción, ese detalle no importaba porque en esa época no estaban interesados en navegar hacia ellos. El norte quedó arriba, pero a nadie quería ir hacia allá».
Pudo haber puesto el sur arriba. No importan el norte o el sur sino el lugar donde uno está parado y aquel al que quiere llegar.
Que estos personajes se reúnan en Cuba para indicar al mundo civilizado cómo debe comportarse es algo ridículo que mueve a risa.
Que lo hagan anualmente en Nueva York, desde la sede de la ONU y con los mismos objetivos, demuestra que algo en el mundo está funcionando mal.
Más allá de confundir puntos cardinales, los integrantes del G-77- ocasionalmente liderado por dictadores como queda demostrado en la reunión de La Habana – parecen tener un “imán”, confundiendo su orientación política y democrática.
Va siendo hora de levantar la vara de la discusión y de dejar en evidencia a quienes lo único que persiguen cuando hablan de solidaridad con los países subdesarrollados, es cuidar y de ser posible ampliar, su propia chacra de poder.
Y ese es su verdadero norte, esté donde esté.