Teníamos curiosidad por saber como interpreta la inteligencia artificial el término que da nombre a nuestra publicación.
Consultamos al novedoso ChatGPT y respondió lo siguiente:
“La libertad responsable es un concepto que hace referencia a la libertad individual que se ejerce de manera consciente y con responsabilidad hacia los demás y la sociedad en general. Se entiende que cada persona tiene derecho a vivir su vida como desea, pero al mismo tiempo debe tener en cuenta sus acciones y su impacto en los demás y en el mundo en el que vive. La libertad responsable implica el cumplimiento de las leyes y normas sociales, así como la toma de decisiones informadas y éticas.”
Comparamos esa respuesta con el enfoque que desde el inicio ha marcado nuestro rumbo y se ubica desde el primer número en la pestaña denominada Nosotros, donde expresamos lo siguiente:
“En Libertad Responsable creemos en la capacidad de las personas para decidir sobre sus propias vidas, aspiraciones y desafíos. Entendemos que tolerancia y solidaridad deben ser secreción espontánea de una ciudadanía forjada en el esfuerzo y no una tarea impuesta por élites privilegiadas y menos aún por el Estado, a contrapelo del derecho natural.
Creemos en la libertad como el más preciado de nuestros bienes. Siendo responsables, respondemos por nuestras acciones y establecemos los límites donde el libre albedrío se modula, ante la exigencia de respeto por las personas, sus bienes, espacios, ideas, creencias, estilos de vida, propósitos, etc.
Pensamos que esto nos enaltece como individuos y nos permite asociarnos libremente, tomar decisiones y vivir pacíficamente en sociedad. La crítica constructiva y el debate honesto y desinteresado en la búsqueda de ese equilibrio, constituyen nuestro objetivo.”
La conclusión a la que arribamos es que, si bien la inteligencia artificial está capacitada para resumir conceptos generales de manera ordenada, jamás la incorporaríamos como “columnista”.
Sigue siendo la inteligencia natural la única capaz de analizar los conceptos, razonarlos y así aprobarlos, rechazarlos o proponer alternativas, en función de los verdaderos valores que nos motivan. Nos gusta sentirnos simples seres humanos, incorporados al proceso de cuestionamiento permanente, que caracteriza a la civilización en la que nos ha tocado existir.
