Las colillas de cigarrillo y la continua necesidad de soluciones del Estado

El Senador Juan Sartori presentó un Proyecto de Ley en el cual se prevén sanciones para aquellos que arrojen a la vía publica las colillas de cigarrillos. La medida comprende la instalación de ceniceros fuera de establecimientos públicos y privados con gran concurrencia de personas.

Según informa El Observador el Senador manifestó que el objetivo de la norma no es la multa, sino “desestimular y persuadir a las personas a que no arrojen este tipo de residuos en las calles y disponerlos en los recipientes adecuados” y entiende que “no se logrará únicamente a través de la aprobación de la norma que se propone, sino que requerirá del trabajo conjunto con los gobiernos departamentales (en todos los niveles) y de la generación de conciencia ambiental en la sociedad (..)”

La iniciativa pareciera tener un objetivo loable, aunque la regulación habla más de un problema de las personas más que de la necesidad de llenar un vacío normativo.

Es que el problema radica en que somos incapaces, no como sociedad, sino como individuos de solucionar los problemas por nuestros propios medios, y aunque la organización No Mas Colillas Uruguay haya participado en esta iniciativa y desde lo cultural transmiten la necesidad de cambiar el mal hábito, es justamente un habito que tiene que ser cambiado desde la voluntad personal de cada individuo. ¿Realmente necesitamos que un gobierno nos ponga un contenedor para cigarrillos frente a nuestras narices para desecharlo correctamente? ¿acaso no somos lo suficientemente racionales para depositar la colilla apagada en un contenedor o cesto, o en caso de que no exista alguno en los alrededores inmediatos, poder depositar la colilla en un recipiente personal?

Es cierto, la complejidad de desechar una colilla es mayor que desechar un papel sencillamente porque puede quemar, manchar, y por ende, no se puede guardar en el bolsillo urgiendo la necesidad de desecharlo inmediatamente, pero ¿qué sigue? ¿un contenedor para los chicles también?

Ya conocemos como sigue la historia, y es la cadena productiva de la improductividad: alguien tiene la necesidad de comprar los contenedores para colillas de cigarrillos (el Estado, gobiernos departamentales o las empresas obligadas a tener uno), uno lo vende, otro lo transporta, otro lo instala, otro fiscaliza, y si incumple, hay otro que además le cobra la multa. Todo un micro sistema económico que podría no existir con pequeñas acciones individuales

Todo es parte del afán de que venga otro a solucionarnos los problemas, y quien más va a ser que el Estado. Un Estado que se frota las manos cuando vislumbra multas por cobrar y obligaciones que ejercer.

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