Un editorial del semanario Búsqueda publicado el 7 de enero de 1993, señalaba lo siguiente:
“En Uruguay han fracasado voluntarismos estatistas lanzados a través de la planificación; de las nacionalizaciones de empresas; de las reglamentaciones generalizadas; de las subvenciones y de consensos fuera del ámbito de los mercados. Tal cual ha sucedido en el resto del mundo, también aquí el socialismo que brota de los poros de la mayoría de quienes integran las fuerzas políticas del país – y de los de muchos ámbitos de la población – ha fracasado.
No obstante el intento que percibimos entre nosotros de reivindicar, revivir y relanzar el socialismo herido de muerte en todo el mundo, y de la aspiración de eximir a la omnipresencia del Estado del pago de la cuenta del fracaso y de la desilusión presente y pasada, es muy poco ya el respeto que por él se siente. Es esa falta de respeto por un Estado que ha dejado de ser respetable la que ha dado lugar a una corriente – mucho más densa que hace unos años – que cuestiona su funcionamiento.”
En el Uruguay post dictadura, pocas cosas han cambiado. Lo demuestra semana a semana nuestra sección denominada “El eterno retorno” y viene a confirmarlo el editorial que hoy mencionamos.
Treinta años después hemos vuelto al punto de origen de la cuestión y seguimos discutiendo los mismos temas, con el agravante de que habida cuenta del estrepitoso fracaso del socialismo, su primo hermano el neofascismo amenaza con unificar criterios de extrema izquierda y extrema derecha, amalgamados en la búsqueda del poder a través del lobby permanente que ambas corrientes políticas realizan.
Para lograr sus fines, unos y otros necesitan un Estado poderoso al cual asociarse y desde el cual trepar.
Desde Libertad Responsable queremos alertar sobre el riesgo real que esta nueva línea ideológica entraña, habida cuenta de que sus seguidores que abarcan un amplio espectro político al que poco importa la Constitución, la división de poderes y en definitiva el Estado de derecho, no repararán en contemplación alguna en la búsqueda de sus objetivos y en la defensa de sus mezquinas ambiciones.
Políticos irresponsables y empresarios prebendarios. Una manga de vivos camuflados con demagogia, pugnando en pro de estatismo y privilegios.