Bajo el título La derecha iberoamericana se reunió en Chile para crear un foro de discusión, el diario El Observador daba cuenta esta semana de una reunión acontecida en Santiago.
En ese contexto, líderes latinoamericanos y españoles, agrupados varios de ellos anteriormente en el fracasado Foro de Lima, resolvieron la creación de un nuevo ámbito de discusión, que esta vez llevará el nombre de Grupo Libertad y Democracia.
Participaron de la reunión los presidentes de Paraguay Mario Abdo y el de Ecuador, Guillermo Lasso. Estuvieron también presentes los expresidentes de México Felipe Calderón y Vicente Fox, de Colombia Iván Duque y Andrés Pastrana, de Bolivia Jorque Quiroga, de Argentina Mauricio Macri y de España Mariano Rajoy y José María Aznar.
El expresidente chileno Sebastián Piñera, anfitrión de la reunión, manifestó: “Es absolutamente necesario organizarnos y agruparnos para defender la libertad y la democracia en nuestro continente. La mayoría de los retrocesos de la libertad y la democracia en el mundo no han sido tanto por la fuerza de sus agresores, sino por la indiferencia de sus defensores.”.
Sin desmedro del respeto que nos merece como persona quien ha sido en dos oportunidades presidente de Chile, consideramos muy simplista su razonamiento con relación a los retrocesos de la libertad.
De hecho, no está claro que la libertad o la democracia estén en retroceso en la región.
Con respecto a Chile, los resultados confusos de diversas elecciones recientes otorgaron porcentajes inesperados a varios de sus participantes. Ubicados estos tanto a la izquierda como a la derecha del espectro electoral, lo acontecido no parece ser determinante de retroceso alguno.
El sólo análisis de los resultados del referéndum desarrollado el 4 de septiembre de 2022 en Chile, así lo demuestran. Puesta a consideración de la ciudadanía la Constitución Política de la República, redactada por una muy polémica Convención Constitucional, un 62% de los votos rechazó de plano la propuesta. Y eso ocurrió contra todo pronóstico.
¿Cuál sería “la indiferencia de sus defensores” esgrimida por el expresidente en este caso? ¿No habrá sido la indiferencia de algunos gobernantes la que motivó la confusión y el deterioro que hoy padecemos?
El error del expresidente Piñera y el de todos quienes con él integran ese respetable grupo recién conformado, podría ser el de subestimar la capacidad de los ciudadanos para tomar decisiones.
Hemos visto a estos mismos líderes reunirse en incontables ocasiones enarbolando la bandera del liberalismo, término que en esta ocasión al parecer han evitado utilizar, o al menos así lo reflejan las informaciones de prensa.
Llegado este punto, sería interesante resaltar la gran diferencia existente entre el liberalismo que pregonaron desde sus gobiernos, pero que muchos de ellos no practicaron, y el mercantilismo que de alguna forma los caracterizó, a partir del cual ya no logran convocar adeptos. Y es bueno que esto ocurra.
El liberalismo no es de derecha ni de izquierda, es una filosofía. Es una forma de pensar y de encarar la vida. Sin embargo, en el caso de Chile, ese ideal se hizo presente en una gran mayoría de individuos, para rechazar una nueva Constitución que hubiera podido conducir a ese país por los mismos despeñaderos en los que cayeron otros países de la región como Cuba o Venezuela.
Más que de defender la libertad y la democracia -que gracias a la fortaleza e inteligencia de los ciudadanos en ocasiones se defiende sola- los autodenominados y autoconvocados “líderes de derecha”, debieran preocuparse por defender las instituciones aprovechando las múltiples posibilidades a su alcance, ayudando a fortalecerlas.
Organizarse para analizar, investigar y colaborar con esa finalidad, les reportaría a sus promotores el agradecimiento y el respeto de la sociedad.
Hablar del retroceso de la democracia por el simple hecho de haber perdido el poder, no parece ser el mejor camino para recuperarlo.
