El denominado “caso Astesiano” parece haberse convertido en el arma electoral de una oposición carente de proyectos o de ideas.
Cuesta entender las razones por las que el Frente Amplio y el Pit-Cnt insisten semana a semana en resaltar que se investigue lo que ya se está investigando.
En su afán por tener prensa y visibilidad, demuestran no comprender la importancia de respetar la división de poderes y dejar actuar a las instituciones.
Si existen elementos que involucran a otras personas o amplían la gama de errores eventualmente cometidos, no son ni el Frente Amplio ni el Pit-Cnt los encargados de señalarlo.
Si un señor que ocupaba un determinado cargo es señalado como posible autor de errores o delitos en el ejercicio de este, estando ese señor detenido y siendo investigado por la justicia, debe dejarse actuar a los responsables del caso para que puedan proceder sin presiones adicionales.
Corresponde a la Fiscalía General de la Nación y al Poder Judicial investigar y determinar el alcance de las infracciones cometidas y de ser el caso, sus sanciones.
Hacer política envolviendo además al sindicalismo -cuyo objetivo debería ser muy diferente- utilizando hechos que son de pública notoriedad para pretender obtener réditos electorales, no parece muy ético y mucho menos prudente.
La función de los sindicatos es la de defender, proteger y mejorar las condiciones laborales y sociales de sus afiliados fomentando la mejor relación posible con sus empleadores para poder convivir en paz.
Muchos sindicalistas uruguayos parecen no entender eso.
Para poder lograrlo y hacer verdaderos instrumentos democráticos de esas organizaciones, sus dirigentes deberían estar ocupándose de obtener las respectivas personerías jurídicas que comiencen a ordenar sus actividades, para beneficio de sus afiliados y de la sociedad en su conjunto.
Esa es su verdadera función. De eso trata la democracia.