Por un Primero de Mayo alegre y optimista                   

A un nivel parecido al de la Navidad o al del Año Nuevo, el primer día de mayo ocupa un lugar de destaque en el calendario uruguayo.

Un día para el disfrute sereno y el merecido festejo de sabernos trabajadores.  Porque en este bendito país, desde el presidente de la República hasta el más humilde de los que se ganan la vida honestamente, todos lo somos.

Pero desde hace varias décadas, sectores sindicales sin personería jurídica, arribados al poder sindical sin elección por voto secreto, se han arrogado el derecho a representar como por designio divino pero plasmado en realidad en asambleas férreamente controladas, a todos los trabajadores del país en ese día.

Han forzado la idea de la existencia de un conflicto permanente entre “ellos o nosotros” donde “ellos” son todos aquellos que los enfrentan o cuestionan y “nosotros” todos quienes los rodean y aplauden. Lejos de buscar soluciones reales a problemas que son de todos, han intentado por décadas establecer una grieta irreparable en la sociedad, con fines puramente maquiavélicos y proselitistas.

En marzo de 2020, el cambio de gobierno sacó de su pedestal a una izquierda atornillada al poder durante quince años y una pandemia sin precedentes en la historia del mundo globalizado, movió el eje de muchos argumentos.

Ajenos a esa realidad y todavía flotando en los vapores del exitismo, los dirigentes del PIT-CNT se prepararon para realizar su aparición anual.

Comenzaron por solicitar al presidente de la República la cadena nacional de radio y televisión para enviar su mensaje a la población en ese día.

Ante la lógica negativa recibida dada la improcedencia del pedido y fieles a una necesidad imperiosa de continuar demostrando su poder, la reacción inmediata fue convocar a diversos actos masivos, cuatro en la capital y muchos otros en las principales ciudades del interior.

Tuvo que recordarles el ministro del Interior Jorge Larrañaga la existencia de la pandemia y la recomendación de evitar aglomeraciones y reuniones innecesarias, para que, ante lo irresponsable de la convocatoria, renunciaran a esa idea.

Entonces decidieron volver a las pintadas callejeras, pero con tan mala suerte, que fueron sorprendidos y filmados en plena Rambla Sur, tapando un mural artístico con cal para pintar encima las consignas del PIT-CNT.

Su afán de politizarlo todo se fue atenuando y culminó en escuálidas caravanas vehiculares sin poder de convocatoria, algunos actos menores, y un llamado a aplaudir a las 20:00 hs., costumbre adoptada en ese momento para festejar a los trabajadores de la salud que enfrentaban la pandemia, medida que apuntaba a mimetizarse con esos homenajes.

Luego llegó la recolección de firmas para derogar artículos de la LUC, que incluyeron la realización de amenazas veladas de algún asociado político, de arriesgar a masivos contagios express convocando a una recolección multitudinaria de firmas de no ser favorecidos en sus pretensiones de prorrogar los plazos establecidos por la ley para lograr su cometido.

El asunto concluyó con los resultados ya conocidos de juntada de firmas requeridas y derrota definitiva en referéndum.

Ante tales circunstancias, transcurridos ya dos años y superada la pandemia, cabe preguntarnos si no habrá llegado la hora de que los sindicatos cumplan por voluntad propia con tener la personería jurídica – incluso exigida por la OIT- aún antes de que se apruebe y promulgue una ley al respecto.

Sería muy bueno además que de una vez por todas transparenten su gestión, comenzando por elegir autoridades mediante elecciones con voto secreto y control de la Corte Electoral, cosa todavía no prevista en ningún proyecto de ley en trámite.

Esa actitud sería muy bien mirada por toda la sociedad y generaría la inmediata sensación de un PIT-CNT renovado y con verdaderas convicciones democráticas, generando en sus afiliados y simpatizantes la sensación de confianza y fe en el porvenir que por fin los haga mirar la vida con optimismo.

Desde Libertad Responsable consideramos que, desde esa nueva condición positiva y negociadora, sería mucho más fácil diseñar, acordar y desarrollar proyectos para una auténtica mejora de la calidad de vida y participación de sus representados.

Este primero de mayo, el PIT-CNT tiene la palabra.

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