Durante la visita al Reino Unido del Presidente Lacalle Pou, fue consultado sobre la ley que regula la marihuana en Uruguay y su respuesta generó apoyos y criticas en la propia coalición de gobierno.
El Presidente manifestó que esta a estudio el cambio de algunos aspectos de esa ley porque no cree que el Estado tenga que tener un rol tan central en la producción y comercialización de la marihuana. No es cierto que el Estado produce y comercializa la marihuana, sino que es un ente regulador del mercado y además tengamos que en cuenta que el Estado por sí mismo no produce nada. Lo que sí sucede es que actualmente está financiando con recursos públicos, el sistema porque no es económicamente autosustentable.
Amen de que los diversos sectores de la coalición de gobierno coinciden en revisar la regulación, sacar conclusiones y reformarla, sucede que, en particular, Cabildo Abierto mantiene una postura en pos de la derogación de la ley. Si bien uno de los argumentos es que la marihuana por la vía legal se vende muy poco, sería conveniente en ese caso, entender las razones de ello. Siempre debemos tener claro, que cuando un consumidor, en el sentido amplio de la palabra, no elige un producto o servicio, por alguna razón es. En el caso particular de la venta de marihuana en el mercado legal, salta a la vista que pretender sustituir al mercado ilegal con el alcance de distribución que existe hoy en día, es totalmente utópico. Y también vale cuestionarse la razón por la cual hay tan pocos operadores en el canal minorista designado para comercializar este tipo de productos.
De esta manera empezamos a sumar dificultades: un mercado con un muy pobre alcance de distribución, las cantidades que están limitadas, el precio que está regulado, y la necesidad de tener que registrarse para adquirir el producto. Por supuesto que la suma de todo este combo contribuye a que el consumidor no lo compre, no tenga donde comprarlo, no quiera identificarse, no pueda comprar la cantidad que necesite y para el comercio minorista, directamente que no le interese venderlo.
La ley actual como reguladora podrá ser bien intencionada, pero si su objetivo era golpear al narcotráfico, en la práctica, no le hace ni cosquillas.
Entendámoslo, para quitarle el mercado al narcotráfico hay dos formas, la represiva por medio de la fuerza pública para dar cumplimiento a la ley o directamente competir y quitarle poder. La postura represiva no es y nunca fue suficiente, no logra eliminar el narcotráfico ni los delitos asociados a el y lamentablemente, tampoco lo va a lograr. En el año 2013 la legislación no surgió desde las bases de tener un mercado competitivo para pegarle al narcotráfico donde mas le duele, surgió de la necesidad de hacer populismo para obtener rédito político.
Para quitarle poder al narcotráfico, se tienen que legalizar todas las drogas, y el Estado lo que tiene que hacer es ser un órgano de control y cumplimiento de las medidas sanitarias de esa producción legal, como lo realiza, por ejemplo, en la producción de alimentos. Y legalizar las drogas no significa invitar a la población a consumirlas, significa que ese mercado pase a estar regulado, cumpla con ciertos estándares de calidad y procesos y contribuya con impuestos para que el Estado desincentive el consumo. Un caso claro es la campaña antitabaco impulsada desde la presidencia de Tabaré Vázquez, el tabaco es legal, se puede vender libremente salvo algunas restricciones de edad, se puede consumir libremente salvo en algunos lugares en particular, pero es un producto con un alto gravamen impositivo que desincentiva el consumo. Sea cual sea el grado de restricción o permisibilidad que se le quiera dar a la producción, distribución y comercialización de las drogas, primero que nada, tiene que estar enmarcado dentro de la ley.